EL RETO QUE ENFRENTAMOS
La regulación del mundo digital es inconsistente e ineficaz. Quienes se ven más profundamente afectados por esto son las personas, los grupos y las comunidades con menos poder y privilegios.
UN PROBLEMA MUNDIAL
En las últimas cinco décadas, los avances sin precedentes en las tecnologías digitales y las comunicaciones han revolucionado la forma en que vivimos, trabajamos y nos conectamos, y los límites entre nuestros mundos físico y digital se vuelven cada vez más borrosos.
A pesar del potencial de transformación de estos avances, los espacios digitales siguen sin estar regulados en gran medida. No existen reglas universales para quienes diseñan, operan y se benefician de las redes y servicios digitales; tampoco existe una manera efectiva de garantizar que los estándares comunes diseñados para guiar y proteger nuestras interacciones digitales se respeten universal y equitativamente.
DISCRIMINACIÓN DIGITAL
Las personas y las comunidades que se ven afectadas de manera más profunda y constante por la regulación desigual de nuestro ecosistema digital son las que tienen menos poder y privilegios.
Las mujeres y las niñas, las minorías indígenas y raciales, las personas con discapacidad y las que viven en comunidades socioeconómicamente desatendidas en todo el mundo: sobre sus hombros recae más pesadamente la enorme carga del daño causado por la desigualdad digital global.
En los últimos años, las desigualdades existentes se han visto exacerbadas y amplificadas por los efectos de la pandemia de COVID-19, y han surgido nuevas formas de opresión y violencia.
LA EVIDENCIA
- La violencia en línea en India se triplicó durante la pandemia de COVID-19 (del 26 % al 74 %) [ICRW, 2021]
- 1 de cada 3 personas en Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido ha experimentado al menos una forma de abuso sexual basado en imágenes [Monash University Australia, 2020]
- El 79% de los usuarios de Internet de 12 a 15 años en el Reino Unido informan al menos una experiencia potencialmente dañina en línea en los últimos 12 meses [Ofcom, 2021]
- El 55 % de los casos de trata sexual en 2020 implicó el uso de tecnologías de Internet por parte de los traficantes (UNODC, 2020)
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La Alianza para los Derechos Digitales Universales (Alliance for Universal Digital Rights, AUDRi) reúne a líderes mundiales en igualdad dentro y fuera del sector digital.
EL DELITO EN LA ERA DIGITAL
Todos los días, hay ejemplos nuevos y gravemente alarmantes de cómo las tecnologías y redes digitales no reguladas amenazan los derechos y libertades de las personas, que incluyen:
- El intercambio no consentido de imágenes íntimas (incluidas las «falsificaciones profundas»), la publicación de información privada o de identificación sobre un individuo en particular en Internet (conocido como doxxing) o la divulgación masiva de información privada a través de la piratería.
- Discriminación de IA, donde el sesgo existente se codifica en algoritmos que posteriormente se utilizan para decidir todo, desde qué paquetes de seguros se nos ofrecen hasta qué tan probable es que participemos en un comportamiento delictivo.
- Explotación y abuso sexual infantil en línea, como la transmisión en vivo y el intercambio de material de abuso sexual infantil, preparación en línea y extorsión sexual en línea.
- Violencia y acoso cibernéticos, incluido el contenido que es hostil hacia una persona o grupo en función de su raza, religión, discapacidad, orientación sexual o identidad de género.
- Efectos de cámara de eco, donde se forman comunidades en línea en torno a ideologías sesgadas y discriminatorias racial o sexualmente, lo que lleva a la desconexión y la radicalización.
MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS
El entorno digital, al igual que el entorno natural, trasciende las fronteras y jurisdicciones nacionales. Y, así como los esfuerzos de las naciones individuales por sí solos nunca pueden resolver una crisis ambiental mundial, tampoco podemos confiar en leyes y políticas nacionales separadas para guiar, regular y cuidar nuestro ecosistema digital global.
En los últimos años, se han discutido, sugerido o adoptado una serie de iniciativas, cartas y declaraciones sobre derechos digitales a nivel internacional, regional y nacional. Pero su implementación no ha sido universal, ya que la mayoría de las cartas digitales internacionales y regionales no son legalmente vinculantes o no abordan adecuadamente el papel que desempeñan los proveedores de servicios digitales y las plataformas en la promoción y protección de los derechos humanos de sus usuarios.
Estos incluyen, pero no se limitan a:
La Carta de Derechos Humanos y Principios para Internet
La Declaración Africana sobre los Derechos y Libertades en Internet
La guía de derechos humanos para usuarios de Internet del Consejo de Europa
La Carta Española de Derechos Digitales
El marco brasileño de derechos civiles
La Declaración para el Futuro de Internet
Para alcanzar la igualdad universal de seguridad, libertad y dignidad en nuestro futuro digital, necesitamos un enfoque universal que defina, defienda y fomente derechos digitales para todo el mundo.
Nuestro Enfoque